LOS AMIGOS DONDE VIVIMOS
Los amigos son la familia que escogemos.
Los amigos son una bendición, los eliges tú, así que hay derecho de cometer errores o dar con la persona indicada, hasta saber quien es el que te acompañará en este camino y que se quede contigo durante todos los años, mejor que en el matrimonio, porque Ellos amplían nuestras redes más allá de las complejas relaciones filiales nos conectan con el mundo y hasta con el planeta.
Muchas veces nos conectamos más con los amigos que con la pareja, que con nuestra familia. Los amigos son mucho más que gente querida para compartir la vida; en ellos reposa una parte de nosotros mismos.
Tener amigos es bueno, y buenos amigos, no tiene precio. Se ha comprobado que cultivar amistades ayuda a la salud, trae una mayor sensación de felicidad es clave para la realización personal. En los amigos vamos depositando nuestra confianza, sueños alegrias, quizás le contamos proyectos a futuro también problemas, y cuando la amistad se hace profundo e íntima, suelen ser los amigos nuestro primer salvavidas o cables a tierra, para conectarnos con la realidad. Aquel que está ahí en la buenas y en las malas, en la alegría y en la tristeza, en la enfermedad y en la cotidianidad y algunos en la distancia pero están, y ahora más, con está tecnología que nos mantiene algunos unidos a otros separados.
No se trata de usar a los amigos como si fueran psicoterapeutas, pero el simple hecho de hablar (y escuchar) nos permite descargar y entender mejor lo que nos sucede. Es así como apartamos la soledad para conectar con otro ser humano, y en el proceso, construímos un vínculo trascendente.
No se trata de tener miles de amigos, porque la verdad es que serían conocidos, se trata de tener a esos que son uno en un millón. Porque si bien ampliar la cantidad y variedad de nuestras amistades puede ser enriquecedor , son las relaciones profundas e íntimas las que dejan huellas. Esto es algo que toma tiempo, pero todo, honestidad y valentía. Para hablar del mundo que somos hace falta dejar de lado el que dirán; algo que sucede de forma natural cuando tenemos amigos de verdad.
Y hay algo más. En esos amigos está uno de los mejores antídotos con la ansiedad que produce la muerte. Porque todo lo que hemos soltado, confiado y depositado en ellos seguirá viviendo cuando ya no estemos, y viceversa. Como sucede con la familia, los amigos viajan muy cerca de nosotros en el río de la vida en sus aguas personales, diluídos, vamos nosotros también. En sus memorias están igualmente las nuestras.
¿Tienes amigos de esos?
Si no has regado ese árbol desde hace un tiempo
Revisa si quieres hacerlo en estos dias.
Y si no los tienes, piensa que la amistad es una escogencia mutua y siempre tienes la oportunidad de escoger primero. Quizás ese amigo que anhelas está muy cerca y las mismas ganas de hablar del mundo que encierra. Porque todos, con algunas pocas excepciones, tenemos un camino para atravesar la soledad.
Felicidad por los amigos que están y por lo que se fueron, por cualquier motivo, por los que están vivo y por los que ya no están en este plano terrenal.
Atrévete a tener la dicha de cultivar y cosechar una amistad desde el fondo del corazón.
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